El visitante
Por David C. McCasland
"Estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí". -Mateo 25:36 | Leer: Mateo 25:31-40
Un amigo mío le preguntó a un hombre recién jubilado qué iba a hacer ahora que ya no trabajaba a tiempo completo. «Me considero un visitante -respondió el hombre-. Voy a ver a personas de nuestra iglesia y de nuestra comunidad que están en el hospital o en centros de cuidados especiales, que viven solas o que, simplemente, necesitan alguien que hable y ore con ellas. ¡Y me encanta hacerlo!». Mi amigo quedó impresionado ante la claridad de propósito de este hombre y su interés en los demás.
Unos días antes de que Jesús fuera crucificado, contó a sus seguidores una historia que enfatizaba la importancia de visitar a los necesitados. «Entonces el Rey dirá a los de su derecha: [...] estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí» (Mateo 25:34, 36). Cuando le preguntaran: «¿... cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?», el Rey responderá: «De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis» (vv. 39-40).
Nuestro ministerio de visitación tiene dos beneficiarios: la persona visitada y Jesús mismo. Ir a ver a una persona para ayudarla y alentarla es servir al Señor directamente.
¿Hay alguien a quien alentaría que lo visitaras hoy?
Compasión es entender los problemas de los demás y tener un deseo urgente de ayudar.
(Oración) Señor, ayúdame a ver a los demás con tus ojos. Muéstrame cuánto significa demostrar amor a quienes me rodean. Gracias por poder compartir el amor que me das primero a mí.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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