Dr. Charles Stanley
24 de noviembre de 2014
El grito de guerra del creyente
Leer | Efesios 6.10-14
"Fortaleceos
en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura
de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo"
(Ef 6.10, 11)
Cuanto
más grande es nuestra influencia para el reino de Dios, más se esfuerza
Satanás para despertar frustración, dudas y ansiedad. El apóstol Pablo
escribió una carta a los creyentes de Éfeso para advertirles en cuanto a
ese asunto.
Satanás
detesta a quienes agradan al Señor con su estilo de vida, y reúne las
"fuerzas espirituales de maldad" para atacar la mente, el cuerpo y el
espíritu del creyente (Ef 6.12). Su
principal objetivo es desviar nuestra atención del Señor para que
nuestra relación con Él sufra y nuestro testimonio se debilite o se
arruine. El diablo no puede arrebatar nuestro espíritu de la mano de
Dios (Jn 10.29), pero se conforma con hacer de nuestra vida un caos.
Pablo aconsejó a los creyentes: "Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza" (Ef 6.10).
No podemos defendernos de un ataque de Satanás confiando en nuestras
propias fuerzas. El adversario es más fuerte y más inteligente que aun
los hombres y las mujeres más inteligentes. Pero Dios nos da poder
continuamente por medio del Espíritu Santo, quien es mucho más grande
que Satanás y sus engañosos planes (1 Jn 4.4).
Los
creyentes tenemos el poder de Dios y su orden de mantenernos firmes.
Eso significa que debemos confiar en el Señor y esperar con paciencia a
que Él intervenga. Tenemos que ser como un soldado en el campo de
batalla, que afirma sus pies en el terreno, se pone su escudo y está
listo para enfrentar al enemigo que se acerca. La guerra ya ha sido
ganada -nuestra alma le pertenece a Dios- pero la batalla por nuestro
testimonio en este mundo sigue con furia. ¡Cobre aliento, y no emprenda
la retirada!
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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