Consagrado a la oración
Dr. Charles Stanley
"Perseverad en la oración" (Col 4.2).
Nuestro
Salvador, Jesucristo, estuvo consagrado a la oración. Se reunía con
Dios temprano, le buscaba en medio de sus ocupados días, y se escabullía
por las noches para tener comunión con Él. Sus acciones son ejemplo del
lugar que debe ocupar la oración en la vida del creyente.
La
oración parecía ser algo natural para el Señor, mientras que para la
mayoría de nosotros representa un gran esfuerzo. El camino a una vida de
oración comienza con el firme compromiso de desarrollar el hábito de
hablar con Dios, y de hacerlo nuestra prioridad. Podemos lograrlo
apartando tiempo cada día para el Señor, y encontrando un lugar donde
las interrupciones sean mínimas. Para que esto suceda tenemos que hacer
sacrificios -como dormir menos, renunciar a pasatiempos o utilizar la
hora del almuerzo para orar. Inclusive, puede ser que algunos padres
tengan que recurrir a la ayuda de amigos para que cuiden de sus hijos, y
así puedan pasar tiempos a solas con Dios.
Además,
nuestra vida de oración debe estar reforzada por las Sagradas
Escrituras que nos enseñan acerca del carácter, las promesas y las
prioridades de Dios. La Biblia desvía nuestros pensamientos de las
preocupaciones mundanas para enfocarlos en el Señor. Leer la Palabra de
Dios cada día nos recordará que el Señor es supremamente importante para
nuestra vida, y que nuestro deseo debe ser agradarle. Así estaremos
preparados para orar de acuerdo con su voluntad, y escuchar lo que Él
quiera decirnos. Evalúe el estado actual de su vida de oración, y
comprométase a mejorar al menos en uno de los aspectos antes
mencionados.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario