Por Bill Crowder
Leer: Salmo 136:1-9, 23-26
"Dad gracias al Señor porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia". -Salmo 136:1 (LBLA)
Hoy,
más que nunca, vivimos en una cultura desechable.a. Piensa un instante
en algunos de los objetos que se desechan después de ser usados:
rasuradoras, botellas de agua, encendedores, platos de papel, utensilios
de comer plásticos. Estos productos se usan, se desechan y se
reemplazan.
Esta
cultura desechable también se refleja en aspectos más importantes.
Muchas veces, el compromiso genuino en las relaciones interpersonales se
considera opcional; los matrimonios luchan para sobrevivir; los
empleados de larga data son despedidos antes de que se jubilen, para
contratar otros con un salario menor; un atleta sumamente apreciado se
va para competir en otro equipo. Parece que nada dura.
Sin
embargo, nuestro Dios inmutable prometió que su misericordia y bondad
permanecen para siempre. En el Salmo 136, el cantor celebra esta
maravillosa promesa afirmando la grandeza, la obra y el carácter del
Señor. Después, concluye cada declaración acerca de Dios con esta frase:
«Porque para siempre es su misericordia». Ya sea que se trate de la
maravilla de su creación (vv. 4-9), el rescate de su pueblo (vv. 10-20) o
el tierno cuidado de los suyos (vv. 23-26), podemos confiar en Él
porque su misericordia nunca falla. En un mundo fugaz, la permanencia de
la misericordia del Señor nos da esperanza. Podemos cantar con el
salmista: «Dad gracias al señor porque Él es bueno, porque para siempre
es su misericordia» (v. 1 LBLA).
La gracia de Dios es inconmensurable; su misericordia, inagotable; su paz, inefable.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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