sábado, 20 de junio de 2015

LA BENDICION DE TENER UN BUEN PADRE


Nuestro Padre bueno y poderoso
Dr. Charles Stanley
 
"Entonces él tuvo temor. Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová". | Leer: 2 Crónicas 20.1-4

Todo el mundo enfrenta retos en la vida. Ya sea que nuestras luchas tengan que ver con dinero, trabajo, relaciones interpersonales o salud, podemos estar seguros de que nadie está exento de ellas. Por fortuna, servimos a un Dios que está interesado en nuestros problemas, y que es capaz de encargarse de ellos.

Cuando los problemas amenazan, la oración debe ser el primer paso. Josafat, el rey de Judá, enfrentó un reto enorme. Tres tribus diferentes  -moabitas, amonitas y meunitas- le hicieron la guerra simultáneamente. La mayoría de los líderes se habrían derrumbado bajo una presión así, o al menos tomado medidas drásticas, pero Josafat era un líder sabio. Aunque tenía temor, no se lanzó contra sus enemigos. En vez de eso, "decidió consultar al SEÑOR" y proclamó un ayuno en todo el país (2 Cr 20.1-3 NVI).

Josafat sabía también que Dios, quien era más poderoso que cualquier problema terrenal, había hecho cosas milagrosas a favor de Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y David. Ese mismo Dios también lo ayudaría a él en su momento de necesidad. Nunca debemos subestimar el interés del Señor por nuestros asuntos. Él ayudó a nuestros antepasados bíblicos, y puede -y podrá- ayudar a sus hijos hoy.

Es fácil pensar que nuestros problemas no son importantes a los ojos de Dios, pero Él no lo ve así en absoluto. Lo que nos concierne a nosotros le concierne a Él. Si nosotros, al igual que Josafat, acudimos al Señor y proclamamos su poder, Él intervendrá. Y no importa cuán grandes sean nuestros problemas, Dios es más grande.

DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ

Pr. DOLREICH ARTIGAS

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