En los momentos de prueba
Dr. Charles Stanley
"Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros
pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo
que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no
tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los
consoló, y les habló al corazón" (Génesis 58.18-21).
Si
alguien tuvo muchas oportunidades para estar amargado por las pruebas
de la vida, ese fue José. Sus hermanos lo trataban con desprecio, aun
antes de que lo arrojaran a un pozo. Después, fue vendido como esclavo,
llevado a un país extranjero, culpado de un delito que no cometió, y
enviado a una cárcel -todo eso dentro de un período relativamente corto
de tiempo. Pero, a pesar de las muchas injusticias que sufrió, se
convirtió en un hombre con una celosa ética de trabajo y un espíritu
afable.
Es
casi imposible entender cómo podía José ser tan perdonador, pacífico e
incluso gozoso. Su secreto para mantener la afabilidad bajo presión era
su mirada constante en Dios. Debió haber pasado muchas horas recordando
las historias de Jacob en cuanto a la fidelidad del Señor para con su
familia, y también las revelaciones divinas sobre su futuro como líder (Gn 37.8, 9).
Imagine
en qué clase de hombre podía haberse convertido José después de trece
años de sufrimientos e injusticias. Si se hubiera detenido a pensar todo
el tiempo en sus injustas circunstancias, probablemente se habría
vuelto cínico y vengativo. Con una mente llena de planes de escape y de
maneras de vengarse, podía no haber sido un buen trabajador.
Con
sus ojos espirituales preparados para ver la gloria de Dios, José
perseveró en sus grandes pruebas. Al final, tuvo el poder para castigar a
sus hermanos por su traición, pero eligió perdonar. Esa decisión
probablemente no fue fácil. Sin embargo, porque José se puso bajo la
protección de Dios, su corazón estaba libre de resentimiento.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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