Cómo amar a nuestras madres
"El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se
goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta" (1 Corintios 13.4-7).
De
niños, mostrábamos amor a nuestra madre con abrazos, dibujos y mimos.
Pero ahora que somos adultos, algunos no estamos seguros de cómo
demostrarle amor. A veces, esto se debe a que la relación es
problemática. Atender sus necesidades a medida que envejece puede ser
agotador emocionalmente y requerir mucho tiempo. Quizás resentimientos o
experiencias de conflictos en el pasado, de maltratos o rechazo en la
niñez, han creado una barrera.
Sin
embargo, a pesar de las historias del pasado y de las dificultades en
el presente, no podemos ignorar el mandamiento bíblico de honrar a
nuestros padres (Ef 6.2). Permítame sugerirle cuatro maneras de respetar y amar a su madre, a pesar de lo que haya sucedido en su relación.
1. Ámela con paciencia. Todos cometemos errores. Piense simplemente en cuán paciente es Dios con usted, y haga lo mismo con su madre.
2. Trátela con amabilidad. La rudeza sólo revela nuestras propias imperfecciones y en nada ayuda a su madre o mejora la relación.
3. Actúe con generosidad. Estamos llamados a seguir el ejemplo de Cristo de servir con generosidad, en vez de lo que nos convenga o resulte cómodo.
4. Recuerde que el amor requiere perdón. Guardar resentimiento no solamente nos envenena; también impide que se cultive una buena relación.
Ahora
bien, todo esto suena imposible, y lo es -si Cristo no está viviendo en
usted. Él sabe exactamente cómo amar a su madre. El Señor le guiará y
le dará el poder para responder como Él lo haría, si le da el control de
su vida.
Dios bendiga tu vida con gracia y paz
Pr. Dolreich Artigas
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