Dr. Charles Stanley
Efesios 6:11
El
apóstol Pablo escribió acerca de la guerra espiritual para que podamos
conocer a nuestro enemigo y saber cómo luchar contra él. Comparó la
armadura y las armas que Dios nos ha dado, con el equipo de un soldado:
un casco para proteger nuestra mente, una coraza para cubrir nuestro
corazón, zapatos especiales para ayudarnos a mantenernos firmes, un
cinturón de la verdad de Dios para mantener unidas todas las partes de
la armadura, la poderosa espada del Espíritu, y el escudo protector de
la fe.
Los
soldados romanos tenían grandes escudos y cuando enfrentaban un ataque,
permanecían de pie, hombro con hombro, teniendo a su lado otros escudos
que podían tocar. Luego, cuando las flechas enemigas volaban hacia
ellos, se arrodillaban al mismo tiempo levantando sus escudos por sobre
sus cabezas, manteniendo siempre el contacto con los escudos que tenían a
cada lado. Nada podía penetrar esa defensa.
Esta
es una ilustración de cómo debemos luchar cuando Satanás lance dardos
de fuego a nuestro camino. Estos dardos entran a nuestra vida en forma
de tentaciones, dudas y ansiedades. Cuando mantenemos levantado nuestro
escudo de la fe, el ataque falla. Sin embargo, si lo bajamos o dejamos
de mantenernos unidos como el cuerpo de Cristo, las flechas penetrarán.
Nuestro
Padre Celestial ha dado todo lo que necesitamos para vivir en un campo
de batalla. Ha garantizado la victoria por medio de Jesucristo, ha
destruido el poder del pecado sobre nosotros, y nos ha dado una armadura
para que nos la pongamos. Nuestra parte es andar por fe, creyéndole a
Dios en todo momento.
Pr. Dolreich Artigas
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