Charles Stanley
"Ninguno
puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro,
o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a
las riquezas" (Mt 6.24).
Existe
una gran mentira que hace que las personas arriesguen sus familias, su
salud y su integridad. Ésta es que el éxito se define por nuestra
riqueza material. Muchos de nosotros decidimos que somos un fracaso sin
ella. Y con ella, de alguna manera nos sentimos exitosos. Para descubrir
la verdad, solo tenemos que preguntarnos: ¿Cómo nos ve el Señor?
Dios
ve que algunos de nosotros tenemos una actitud idolátrica hacia la
riqueza. La vida gira en torno al tema del dinero -conseguirlo,
guardarlo y tener suficiente. Pero un concepto adecuado de la riqueza ve
al dinero como un medio de intercambio dado por Dios para que podamos
ayudar a los demás y satisfacer nuestras necesidades básicas. Nuestra
adoración solo es para Dios, no para las riquezas.
El Señor nos hace una advertencia en cuanto a nuestra actitud materialista (Mt 6.24).
La búsqueda de riqueza puede alejarnos de Él, o minimizar el poder de
la Palabra en nuestras vidas. Incluso, puede esclavizarnos cuando
tratamos de alcanzar la seguridad económica. El Señor dice que Él -no lo
material- debe ser el centro de nuestras vidas; nuestra seguridad se
encuentra en Él solo. Se nos insta a dar los pasos necesarios para
protegernos contra las tentaciones que vienen con desear o tener
riquezas.
Ninguno
de nosotros es inmune al atractivo del dinero o a la tentación de
definirnos como exitosos cuando lo tenemos. Pídale a Dios que le muestre
con claridad la actitud que usted tiene hacia el dinero y el éxito.
Luego, confiese cualquier actitud pecaminosa. Él puede usar nuestro
dinero para el bien de su reino, si rendimos a Él todo lo que tenemos.
Dios bendiga tu vida con su Gracia y su Paz
Pr. Dolreich Artigas
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