"El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene entendimiento" (Pr 15.32).
A
nadie le gusta ser criticado, pero es inevitable; por tanto, tenemos
que aprender a responder correctamente. Aunque usted pueda sentirse
tentado a ponerse a la defensiva, mantenga la calma y escuche. Las
palabras pueden herir, pero quienes prestan atención a lo que se les
dice pueden salir beneficiados.
Si
nos negamos a aceptar la reprensión, limitaremos nuestro potencial para
madurar espiritualmente. Algunas de las mejores lecciones de la vida se
reciben por medio de las experiencias difíciles. Si el Señor permitió
la situación, usted puede tener la seguridad de que Él quiere utilizarla
para transformarle a la imagen de su Hijo. Ya sea que la crítica sea
legítima o no, o sea hecha con gentileza o dureza, lo que usted debe
hacer es responder de una manera que glorifique al Señor.
Cuando
alguien le critique, manténgase callado y escuche hasta que la otra
persona haya terminado. Haga contacto visual para demostrarle atención y
respeto. Cuando quien le critique termine de hablar, dele las gracias
por hacerle saber su preocupación, y dígale que usted pensará en lo que
dijo. Pregúntele al Señor si la acusación es legítima. Deje que Él
escudriñe su corazón, bien sea para confirmar su inocencia o para
convencerle de su falta.
Cada
reprensión es una oportunidad que viene de Dios. Es una ocasión para
demostrarle amor a quien le critica. Si la persona le está atacando
airadamente, su actitud respetuosa y su gentileza se convertirán en un
testimonio poderoso. La crítica es también una ocasión para que usted se
humille y acepte la corrección del Señor.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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