¿Por qué permite Dios el mal?
Dr. Charles Stanley
"Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y
mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás
comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque
el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2.15-17).
Cuando
los creyentes hablan de cómo y cuándo entró el mal en el mundo, la
mayoría señala la tentación de la serpiente a Eva. Pero, en realidad,
hay que remontarse al momento en que Dios plantó el árbol de la ciencia
del bien y el mal. Al ofrecer a Adán y Eva la alternativa de elegir
entre la obediencia y la rebeldía, Dios permitió que el mal entrara en
su creación perfecta.
Ahora
bien, usted probablemente se estará haciendo la pregunta que inquieta a
muchos creyentes y no creyentes: ¿Por qué Dios permite el mal? Por
años, se han dado algunas respuestas insatisfactorias; por ejemplo, que
eso no le importa al Señor, o que Él es impotente para evitar el mal.
Tales respuestas contradicen lo que Dios dice de sí mismo en las
Sagradas Escrituras (Ro 5.8; Sal 47.8). La verdad es que nuestro amoroso Padre celestial tiene autoridad absoluta sobre este mundo.
Dios
tuvo una razón para dejar que el mal entrara al mundo. El árbol del
conocimiento era un campo de prueba. Adán y Eva tuvieron que elegir
entre la rebeldía y el amor, el mal y el bien, la desobediencia y la
obediencia. Puesto que el Señor deseaba el amor de los seres humanos que
Él creó, tenía que ofrecer una alternativa, o bien prescindir de todo
el proceso de la creación, o bien programar a la humanidad como robots
que le dieran gloria y alabanzas.
El Señor nos asegura dos cosas en cuanto al mal. Primero, su propósito no es que pequemos (Stg 1.13).
Él desea que tengamos intencionalmente una vida santa, para que el mal
no encuentre lugar en nuestros corazones. Segundo, cuando seamos tocados
por el mal, Él usará la situación para nuestro bien (Ro 8.28).
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario