Dr. Charles Stanley
"Entonces... tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá" (2 Cr 20.3).
¿Se
ha sentido usted alguna vez totalmente impotente? ¿Puede recordar
cuando enfrentó una situación o emergencia en la que se vio
completamente impotente? Esta es una experiencia seria para cualquier
persona. Aun a las personas que dicen depender de Dios en todo, les
gusta sentirse como si tuvieran un poco de control sobre sus
circunstancias.
Josafat
enfrentó un momento así. En los versículos de hoy, el buen rey se vio
confrontado con noticias peligrosas: tres ejércitos diferentes habían
unido sus fuerzas para destruir a Israel. Mientras escuchaba el informe,
"una gran multitud" de los atacantes ya estaba en camino (v. 2).
¿Cuál fue la respuesta del rey? El versículo 3
nos dice que "tuvo temor". Sin embargo, supo exactamente qué hacer. La
Biblia no dice: "Josafat tuvo temor y huyó", o "Josafat tuvo temor, pero
se lanzó a la batalla". No, la Biblia nos dice que "Josafat tuvo miedo y se dispuso a buscar al Señor (LBLA) (énfasis añadido).
Esa
fue la respuesta perfecta a una situación de impotencia. El rey sabía
que este no era, ni el momento de rendirse, ni tampoco el de tomar
acción motivado por el temor. En vez de eso, hizo lo único que podía
hacer: oró. Y, además, pidió que los demás también oraran. De repente,
toda la situación cambió, porque Dios había sido invitado a actuar en
una situación de impotencia.
Cuando
nos sintamos impotentes, lo primero que debe salir de nuestra boca debe
ser: "Padre celestial". A partir de ese momento, la impotencia ya no es
un problema, porque Dios nos dará lo que necesitemos
Dios bendiga tu vida...
Pr. Dolreich Artigas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario