Dios es nuestro Padre amoroso
Dr. Charles Stanley
"Este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse" (Lc 15.24)
La
humanidad tiende a proyectar su propia conducta en Dios. Piense en cómo
muchas personas dan por hecho que tenemos que negociar, suplicar o
esforzarnos para ganarnos el favor del Señor. Cuando en realidad, así
como lo aprendió el hijo pródigo, el amor del Padre es incondicional.
El
joven descarriado volvió al hogar, sin esperar ser amado como antes; la
única esperanza que tenía era un lugar entre los sirvientes de la
familia. Imagínese el recibimiento entusiasta de su padre. Las acciones
del joven no merecían una demostración de amor, pero el tema de la
parábola de Jesús es el de un Padre que ama incondicionalmente.
Un amor basado en la conducta mantendría a las personas preguntándose: ¿He hecho lo suficiente?
Por el contrario, Dios le ama simplemente por ser usted quien es, y Él
no espera nada a cambio. Piense en cómo fue la vida del hijo pródigo
después de la fiesta de bienvenida. No se alojó entre los sirvientes, ni
tuvo que trabajar como ellos. Fue restituido a su lugar como el hijo de
un hombre rico, con todos los privilegios que eso suponía. De la misma
manera, los creyentes son los hijos del Señor (2 Co 6.18).
Cuando Dios los mira, no se centra en sus fracasos, faltas o pecados
del pasado. Ve a los herederos de su reino que lo aman y desean pasar la
eternidad en su presencia.
No
importa cuán lejos podamos desviarnos de la perfecta voluntad de Dios,
siempre somos bienvenidos al regresar. La Biblia enseña que el amor de
Dios no puede perderse, a pesar de nuestro pecado o de nuestras malas
decisiones. Los brazos de nuestro Padre están siempre abiertos.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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