miércoles, 21 de enero de 2015

EL SILENCIO DE DIOS...

Cuando Dios está callado

Por Julie Ackerman Link
"Y echándose [Elías] debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come". -1 Reyes 19:5 | Leer 1 Reyes 19:1-12




Me encanta tomar fotografías de puestas de sol en los lagos. Algunas tienen tonalidades sublimes de color pastel, mientras que otras presentan destellos intensos de colores brillantes. Algunas veces, el sol se hunde delicadamente detrás del agua; y otras, se pone en lo que parece ser una llameante explosión.  

Tanto en las fotos como en las personas, prefiero esto último, pero ambas situaciones muestran la obra de Dios. Cuando se trata de la obra del Señor en el mundo, me sucede lo mismo. Me gusta más ver respuestas sorprendentes a la oración, que la provisión común y corriente del pan cotidiano. Pero ambas son obras divinas.  

Quizás Elías tenía preferencias parecidas. Había crecido en medio de demostraciones extraordinarias del poder de Dios. Cuando oró, el Señor apareció de una manera espectacular: primero, derrotando milagrosamente a los profetas de Baal; y después, al final de una larga y devastadora sequía (1 Reyes 18). Pero, luego, Elías tuvo miedo y huyó. Entonces, Dios mandó a un ángel para que lo alimentara y fortaleciera en el viaje. Después de cuarenta días, llegó a Horeb; y, allí, el Señor se comunicó con él mediante un silbo apacible y delicado, en vez de hacerlo con milagros extraordinarios (19:11-12).  

Si estás desanimado porque Dios no se te ha aparecido en un destello de gloria, tal vez esté manifestándose mediante su presencia silenciosa.  

Dios está tanto en las cosas pequeñas como en las grandes.

DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ

Pr. DOLREICH ARTIGAS

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