domingo, 25 de enero de 2015

POR QUE EXISTE EL MAL?

El problema del mal

(Parte 2, final)
 
Cuando se trata de los grandes propósitos de Dios para el sufrimiento, no siempre sabemos sus razones. Pero no saber todas las respuestas no significa que debamos tener miedo a las preguntas.
por Mark Coppenger

 

En la edición anterior, hablamos de utilizar la Biblia para animar y consolar a las personas que se sienten turbadas al ver que "a las personas buenas les suceden cosas malas". Pero hay muchos que no aceptan este consejo.

Después de todo, una cosa es usar las Sagradas Escrituras para responder pastoralmente a las necesidades del corazón de los creyentes, y otra muy distinta enfrentar los "ataques indignantes" de críticos que plantean la cuestión del mal retóricamente, como un desafío a la fe.

Estas personas dicen que las aseveraciones de los cristianos en cuanto a que Dios es todopoderoso y todo bondad, son incompatibles entre sí: Dios es, o malo por no frenar el mal "injustificado", o débil por no poder hacerlo cuando trata de impedirlo. Las citas bíblicas no les dicen nada, por lo que podemos probar una táctica diferente.

Maneras de responder

Primero veamos las dos respuestas más comunes que los cristianos dan:

1. El libre albedrío. Nuestras decisiones tienen consecuencias. Por ejemplo, cuando el pueblo alemán decidió dar el poder a Hitler, y lo animó a perseguir a los judíos, sucedieron cosas terribles a millones de personas, entre ellos niños. Del mismo modo, cuando alguien decide ponerse tras el volante después de atiborrarse de licor, puede chocar con el automóvil de una familia.

Dios pudo, por supuesto, hacernos a todos unos robots dirigidos por un sistema de circuitos eléctricos, en vez de hacerlo mediante valores, juicios, propósitos, sentimientos, etc. Pero no lo hizo, porque busca tener comunión con los seres humanos, no con robots.

2. La teología de la hechura del alma. En esencia, este argumento propugna que el mundo que tenemos es el que se necesita precisamente para desarrollar virtud en las personas. Después de todo, no se puede crecer moralmente sin los problemas personales. Como dicen algunos, se necesitan males de primer orden para fomentar bienes de segundo orden, como son la paciencia, la valentía o la caridad.

Pienso en un hombre que conocí en la iglesia. Tenía un servicio de remolque de vehículos siniestrados, y era conocido por sobornar a los policías que le llamaban desde el lugar de un accidente. Un día, mientras remolcaba un tractor, éste se deslizó por la rampa. El hombre quedó atrapado debajo y envuelto en llamas cuando se desprendió la tapa de la gasolina. Él ahora da testimonio de que durante el año que se demoró en recuperarse de las quemaduras encontró al Señor, y da gracias a Dios por permitir que el accidente sucediera. Durante ese tiempo de retraimiento y sufrimiento, su "alma", estaba siendo "rehecha".

La conversación que surge

Cuando los escépticos escuchan estas respuestas, hacen nuevas preguntas. Aquí están cuatro de las más comunes:

1. Los desastres naturales. Mientras que la defensa del libre albedrío abarca los robos, los homicidios, las calumnias y otros delitos humanos, no explica tan fácilmente el porqué de los terremotos, las sequías y los tsunamis. El mar y el cielo no decidieron darles origen; allí no hay libre albedrío. Por tanto, argumentan que Dios debe ser el culpable. Por supuesto, el pecado de Adán puede tener la culpa de la confusión que hay en este mundo, pero para responder esta acusación tenemos que regresar al propósito de la maldición: la redención de la creación (Ro 8.18-23). Debemos recordar que todo lo que Dios permite -cada tormenta y cada cataclismo- ha sido creado para lograr ese magnífico propósito.

2. El mal injustificado. A quienes dicen que todo obra para bien, los escépticos podrían citar el ejemplo de un animal atrapado en una cruel trampa en el bosque. Tiene una muerte angustiosa. ¿De qué provecho sería esto? Ellos preguntan: ¿En qué disminuiría Dios su universo liberando al cervatillo para que éste huya? Los escépticos afirman que si hay siquiera un caso de sufrimiento injustificado, entonces Dios no es tan perfecto.

Creo que es justo aquí poner la carga de la prueba en los críticos. Pregúnteles por qué este hecho es totalmente injustificado. Solo porque no podemos precisar la razón del sufrimiento, no significa que no exista.

3. El infierno. Mientras que los redimidos pueden crecer por medio de la adversidad, no hay rectificación en el infierno donde los condenados pasarán la eternidad. Entonces, ¿cómo pudo Dios crear un mundo, sabiendo que la mayoría de las personas sufrirían para siempre? Después de todo, la Biblia dice que el camino al cielo es estrecho, y que son pocos quienes lo toman, mientras que el que lleva al infierno es ancho, y muchos son los que van por él (Mt 7.13, 14).

Yo respondo diciendo que Dios está creando diamantes, no hongos, y que son necesarios el calor y la presión para hacer el trabajo. La santificación se desarrolla en un marco de maldad generalizada e intimidante.

4. El genocidio cananeo. Algunos críticos conocen bastante de la Biblia y tratan de usarla para desacreditar la fe. Frente a los relatos de la orden de Dios de matar a todos los habitantes de Jericó (vea Josué 6), algunos niegan que Dios ordenara tal cosa, pero esto contradice la veracidad de la Biblia. Otros dicen que los padres lo merecían, y que los niños que murieron se salvaron de la condenación. Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones encuentra apoyo en la Biblia.

Aunque no podamos comprender todo en este mundo, sí podemos saber que los propósitos de Dios son buenos. Lo que al principio puede ser terrible, puede tener sentido cuando conozcamos todas las circunstancias.

Sí, los escépticos tienen sus argumentos, pero nosotros tenemos nuestras respuestas y también quienes pueden responder por nosotros (entre ellos C. S. Lewis, quien acepta el desafío en su pequeño libro El problema del dolor). Así que, no se deje intimidar. Usted cuenta con mucha ayuda. Eso es lo que hacen los apologistas (defensores). Pero la ayuda más grande en los momentos de dificultad es el Señor. Su perfección es indiscutible para su pueblo, que ve en todas partes evidencias de la bendición y el esplendor divinos.   

DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ

Pr. DOLREICH ARTIGAS
   

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