La orden de Dios para cada creyente
Dr. Charles Stanley
"Id,
y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt 28.19).
En
el pasaje conocido como la Gran Comisión, el Señor Jesús menciona al
discipulado, al bautismo y a la enseñanza. Todos estamos de acuerdo con
que el discipulado y la enseñanza son esenciales para crecer en la fe;
sin embargo, algunos cristianos relegan o ignoran la orden de ser
bautizados. La voluntad de Dios es que cada persona que recibe la
salvación ponga en práctica esta ordenanza bíblica dada por Jesucristo.
La
Biblia contiene varios ejemplos de nuevos creyentes que se sometieron
al bautismo por obediencia después de ser salvos. Pablo y Silas dijeron a
su carcelero que recibiera a Cristo y que fuera bautizado (Hch 16.27-33). Asimismo, Felipe bautizó al eunuco etíope después de escuchar su confesión de fe (8.36-38).
Muchos
creyentes hoy rehúsan a hacerlo porque no consideran al bautismo como
un mandamiento, o porque no reconocen que no hacerlo es desobediencia.
Este acto es importante porque es una confesión pública de fe en nuestro
Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo). La disposición de humillarnos de
esta manera honra a Dios como el Señor de nuestra vida. El bautismo por
inmersión simboliza también el poder transformador de la salvación:
Somos "sepultados" para demostrar que hemos muerto a los viejos hábitos;
y somos levantados del agua para demostrar que ahora andamos en novedad
de vida (Ro 6.4).
¿Ha
obedecido usted el mandamiento del Señor de someterse al bautismo? Si
no lo ha hecho, hable con su pastor y dispóngase a confesar públicamente
su fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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