Dr. Charles Stanley
"Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma" (Salmo 143.8).
Ya hemos identificado algunas de nuestras inseguridades. Ahora, necesitamos dirigir nuestra atención a sus efectos.
Para empezar, las
personas inseguras tienen dificultades para establecer relaciones buenas
y duraderas. Simplemente no son capaces de entender cómo pudieran
añadir valor a la vida de alguien. Esto es una tragedia, porque cada uno
de nosotros necesita tener amistades que nos ayuden a crecer.
Asimismo, las personas
inseguras son vistas a menudo como orgullosas y presumidas. La falta de
confianza en sí mismas puede hacer que se distancien de los demás, lo
que puede confundirse fácilmente con arrogancia. Pueden, por ello, dar
la impresión de que simplemente no quieren estar con las demás personas.
Además, la inseguridad
lleva con frecuencia a la indecisión y al temor. Las personas pueden
estar tan intimidadas por sus dudas que les resulte imposible tomar
decisiones. Se preguntan: ¿Y si cometo un error? Bueno, ¿qué puede
pasar? Cometer errores es una de las mejores maneras de aprender cómo
hacer algo correctamente. No tenga temor de intentarlo. Incluso, si no
tiene éxito, al menos puede descansar en el hecho de que hizo lo más que
pudo.
Al cabo de un tiempo,
las personas inseguras generalmente se exasperan y comienzan a
molestarse por el éxito y la felicidad de los demás. No permita que esa
calamidad afecte sus relaciones. Ore por la capacidad de reconocer sus
inseguridades, y luego dé un paso hacia la libertad pidiendo al Señor
que las sane.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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