Leer: Santiago 5:16-20
"Mi pecado te declaré [...]. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y tú perdonaste la maldad de mi pecado". -Salmo 32:5
Uno
de los conflictos internos más difíciles que nosotros tenemos, es el
deseo ser conocidos, pero al mismo tiempo el temor de que nos conozcan.
Como seres creados a la imagen de Dios, somos hechos para ser conocidos,
por Él y por los demás. Sin embargo, debido a nuestra naturaleza caída,
todos tenemos debilidades y pecados que no queremos que los demás
descubran. Usamos la frase «lado oscuro» para referirnos a aspectos de
nuestra vida que mantenemos escondidos. También empleamos dichos, tales
como «trata de causar una buena impresión», para animar a otros a
mostrar su mejor lado.
Una
de las razones por las que no queremos arriesgar que nos conozcan, es
el temor al rechazo y el ridículo. Pero, cuando descubrimos que Dios nos
conoce, nos ama y está dispuesto a perdonar aun lo peor que tenemos, el
temor a que Él nos conozca empieza a desaparecer. Y, cuando encontramos
una comunidad de creyentes que entienden la relación dinámica que hay
entre el perdón y la confesión, nos sentimos seguros al confesarnos
nuestros pecados los unos a los otros (Santiago 5:16).
La
vida de fe no se trata de mostrar solamente nuestro lado bueno. Se
trata de poner al descubierto el lado oscuro a la luz de Cristo, por
medio de la confesión a Dios y a los demás. De este modo, podemos
recibir sanidad y vivir en la libertad del perdón.
«La voz del pecado puede ser fuerte, pero la del perdón es mayor». -D. L. Moody
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PA
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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