Por Randy Kilgore
Lucas 17:11-19
"Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz." -Lucas 17:15
Era
una tarde calurosa, el tránsito era terrible y todo el mundo estaba de
mal humor. Vi un automóvil con dos jóvenes esperando para salir de un
restaurante, y pensé que el conductor que estaba delante de mí había
tenido una buena actitud al dejarlos pasar.
Pero,
cuando el «cortés» conductor no recibió ni siquiera un gesto de
agradecimiento, se volvió muy desagradable. Primero, bajó la ventanilla y
le gritó al otro conductor. Después, aceleró su motor al máximo, y
avanzó como si fuera a chocarlo por atrás, tocando la bocina y gritando
enojado.
¿Qué fue «peor»? ¿La ingratitud del joven conductor justificaba la respuesta airada del «cortés» conductor? ¿Le debía un «gracias»?
Sin
duda, los diez leprosos que Jesús había sanado le debían su gratitud.
¿Cómo es que solamente uno volvió para darle las gracias? Me sorprende
la respuesta de Jesús: «¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios
sino este extranjero?» (Lucas 17:18). Si el Rey de reyes puede recibir
tan solo una de diez respuestas de agradecimiento, ¿cómo podemos
nosotros esperar más? Es mejor llevar a cabo nuestras obras para honrar a
Dios y servir a los demás que para que nos agradezcan lo que hicimos.
Que la gracia del Señor se vea en nosotros aunque no valoren nuestros
actos de bondad.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que [...] glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. -Mateo 5:16
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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