Con alas como las águilas
Dr. Charles Stanley
"Los
que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán" (Is
40.31).
La
primera vez que vi a un águila volar entendí por qué Dios usó a esta
ave para animarnos. El águila, que simplemente abre sus alas y se
remonta, depende totalmente de las corrientes de aire para mantenerse
arriba.
En
cambio, nosotros batimos las alas tratando de ser mejores cristianos.
Decidimos leer más la Biblia o mejorar en el control de nuestro
carácter. Nos esforzamos por escapar de los viejos hábitos y
tentaciones. Pero en vez de volar hacia las cumbres, nos mantenemos en
el fondo del valle con las alas cansadas. Esto se debe a que a veces
confundimos lo que hace que una persona sea madura espiritualmente. Un
buen creyente no es aquel que trata y trata de hacerlo todo bien. He
sido creyente el tiempo suficiente para saber que no soy mejor hoy de lo
que fui el día en que me convertí.
Madurez
espiritual significa reconocer que somos incapaces de cambiarnos a
nosotros mismos. La carne es corrupta, y no puede ser extirpada por
ningún medio humano. Pero nuestro Padre omnipotente vence nuestros
impulsos imperfectos por medio de su Espíritu. Por ejemplo, el Espíritu
del Señor que habita en nosotros tiene la capacidad de aplacar la ira y
ejercer su poder para ayudarnos a no caer en tentaciones. Mientras que
otros se fatigan tratando de ser buenos, el creyente maduro confía en el
Señor y "levantar[á] alas como las águilas" (Is 40.31).
Isaías
nos recuerda que hasta los jóvenes se debilitan y caen. Dios no hizo
estos cuerpos, estas mentes y estos espíritus humanos para que volemos
sin ayuda. Él nos creó para que nos remontemos con su poder.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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