Leer: 2 Crónicas 24:15-22
"E hizo Joás lo recto ante los ojos del Señor todos los días de Joiada el sacerdote". -2 Crónicas 24:2
Es
probable que Joás se haya sentido desconcertado y atemorizado cuando le
contaron las maldades de su abuela Atalía, que había asesinado a sus
hermanos para usurpar el poder del trono de Judá. Pero al bebé Joás lo
habían escondido y mantenido a salvo de sus tíos durante seis años (2
Crónicas 22:10-12). Mientras crecía, disfrutó del amor y las enseñanzas
de quienes lo cuidaban. Cuando tenía solamente siete años, lo coronaron
rey secretamente y su abuela fue derrocada (23:12-15).
El
joven rey Joás tenía a su lado un sabio consejero: su propio tío Joiada
(caps. 22-25). Joás fue uno de los pocos «reyes buenos» de Judá, y,
mientras su tío estuvo vivo, obedeció al Señor haciendo lo correcto
(24:2). Sin embargo, en cuanto su tío no estuvo más para enseñarle y
guiarlo con el ejemplo, Joás se alejó de Dios y su vida terminó mal
(24:15-25). Al parecer, las raíces de su fe no se habían profundizado lo
suficiente. Incluso, empezó a adorar a ídolos. Quizá la «fe» de Joás
había sido más la de su tío que la suya propia.
Otras
personas pueden enseñarnos los principios de su fe, pero cada uno debe
experimentar individualmente una fe en Cristo personal y continua. Para
que la fe sea real, debemos convertirla en algo propio. Dios nos ayudará
a andar con Él, y a arraigarnos y establecernos en la fe (Colosenses
2:6-7).
La fe que persevera hasta el final demuestra que era genuina desde el comienzo.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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