Cómo proteger nuestro futuro
Dr. Charles Stanley
"Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y
dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su
primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las
lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció
Esaú la primogenitura" (Gen 25.32-34).
Vivimos
en una cultura orientada al placer y enfocada en el presente. Dios no
quiere que sacrifiquemos las bendiciones futuras por los deleites
inmediatos. Echemos un vistazo al error cometido por Esaú, y aprendamos
de él.
Ciego a
lo que era valioso en la vida, Esaú vendió despreocupadamente su
primogenitura para conseguir lo que quería. Por ser el hijo mayor de
Isaac, encaraba un futuro seguro en su papel de líder espiritual y
cabeza de la familia. Pero, sin darle ninguna importancia a sus derechos
como primogénito, ni a las consecuencias sobre las generaciones
futuras, lo vendió todo por un plato de lentejas.
Algunos
de nosotros somos igualmente miopes. Pasamos gran parte de nuestro
tiempo trabajando o involucrándonos en actividades que nos producen
placer. Cuando lo que Dios quiere es que nuestras prioridades reflejen
las suyas -que lo amemos con todo nuestro corazón, alma y mente; y que
amemos a los demás por medio de una vida de servicio y sacrificio (Mt 22.37-40).
Esaú
era gobernado por su apetito y por sus emociones. Cuando regresó de
cazar, sus pensamientos estaban centrados en el hambre que tenía, y en
la manera más rápida de satisfacer su estómago vacío. Aceptó la oferta
de Jacob sin considerar el costo. Las emociones que nos impulsan a
actuar con rapidez pueden llevarnos por el mal camino.
Podemos
proteger nuestro futuro rindiéndonos al control del Espíritu Santo y
sirviendo a Dios obedientemente. Asegúrese de ponerlo a cargo de su
mente, su voluntad, sus emociones y su apetito.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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