Dr. Charles Stanley
2 de diciembre de 2014
La guía de Dios para las tormentas de la vida
Leer | Isaías 43.1-3
"Ahora,
así dice Jehová, Creador tuyo... Cuando pases por las aguas, yo estaré
contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego,
no te quemarás, ni la llama arderá en ti" (Is 43.1, 2).
Las
tormentas de la vida pueden hacernos sentir que hemos quedado a la
deriva, e inseguros en cuanto a hacia dónde nos dirigimos. Los
discípulos sabían que estaban en el Mar de Galilea, que se dirigían a
Genesaret, pero en medio del violento vendaval no podían determinar su
dirección o la distancia de la costa. La tormenta oscurecía las luces
del cielo que les servían de guía, y al mismo tiempo atacaba sus
sentidos. ¿Alguna vez se ha sentido usted así?
La soberanía de Jesús.
El Señor demostró que controlaba totalmente la naturaleza y la vida de
sus seguidores. No hay un solo momento en que no tenga el control
absoluto de nuestras tormentas. Jesús sabe exactamente dónde estamos,
hacia dónde nos dirigimos, y qué tan fiera es la tormenta. Recuerde que
Aquel que murió en nuestro lugar por amor, es Aquel que tiene al futuro
en sus manos -y que también nos tiene a nosotros.
El poder protector de Jesús.
El poder de Cristo para proteger fue evidente en esa tempestad. Estuvo
pendiente de los discípulos que estaban en la barca, y cuidó también de
Pedro sobre las aguas. Pero preste atención a una lección de vital
importancia: Él permitió que Pedro se hundiera lo suficiente para que
reconociera su propia impotencia, de modo que se volviera al Señor para
que lo salvara. Nos beneficia recordar que estamos absolutamente
indefensos sin Jesús, y que debemos acudir a Él rápidamente.
La
soberanía y la presencia protectora de Jesús llevaron a los discípulos a
adorarle como el Hijo de Dios. ¿Están sus labios desbordando alabanza
al Señor por su protección y su presencia?
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario