Las palabras de nuestra boca
Dr. Charles Stanley
"Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío" (Sal 19.14).
Nuestras
palabras pueden ser herramientas para hacer mucho bien. Por ejemplo,
podemos hablar a nuestro Padre celestial a favor de nosotros mismos y de
otros; podemos comunicar la verdad de Jesucristo y cantar alabanzas;
podemos capacitar, motivar, animar y alertar; y podemos expresarnos
lealtad unos a otros.
Sin
embargo, nuestras palabras tienen también el poder de hacer daño. Se
comienza normalmente con algo pequeño -un comentario breve acerca de un
conocido. A veces, podemos expresar nuestra opinión de una manera
acusadora o, por curiosidad, hacer una pregunta que provoque una
respuesta negativa. Las preguntas y los comentarios que hacemos pueden
sembrar semillas de duda y desconfianza que dañen la reputación de otra
persona. Otra palabra para esto es "chisme".
Dios
habla fuertemente en contra del chisme-separa a los amigos íntimos,
traiciona la confianza y provoca disensiones. Observe cómo identifica
Dios a los acompañantes del chisme: Romanos 1.29, 30 los describe con términos tales como injusticia, perversidad y avaricia, y también como detractores y aborrecedores de Dios. El Señor toma en serio nuestras palabras.
Pídale
al Espíritu Santo que le muestre la verdad en cuanto a las palabras que
usted usa, y que ello transforme cualquier actitud del corazón que
pueda incitar al chisme. "De la abundancia del corazón habla la boca" (Mt 12.34).
Sea alguien que proteja la reputación de otros, ya sean familiares,
compañeros de trabajo, creyentes o no. Sea una bendición con sus
palabras.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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