3 Conductas que debes evitar ante los hijos
La labor más grande de los padres es la crianza de sus hijos, por
la responsabilidad que implica educarlos para que sean gente de bien,
con valores y principios bien fundamentados. También sabemos que el amor
de madre es inmenso que busca siempre lo mejor para sus hijos, por algo
se dice que es el que más se asemeja al amor agape de Dios,
porque el amor de una madre todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta; pero que hay donde se nos dice también que el amor es
paciente, bondadoso, que no se comporta con rudeza, no se enoja
fácilmente, no guarda rencor (leer 1Cor. 13:4-7).
A muchos se les puede dificultar ponerlo en práctica y más cuando los
hijos no obedecen, hacen berrinches o simplemente no se están portando
como se desea. Como sea, el amor por los hijos es un gran motivador para
hacer cualquier cosa por su bien, esto implica también dejar de hacer
cosas que en vez de beneficiar a su formación como buena persona, lo
perjudica, por ello, es importante que recuerdes que los hijos aprenden
principalmente de los padres, así que ten cuidado con las siguientes
conductas:
1) Mentir
Los padres son modelos a seguir para sus hijos, por eso, si no deseas
que tu hijo sea un mentiroso, tú tampoco lo seas. El valor de la
sinceridad es algo que se practica todos los días, y más considerando
que los hijos están al pendiente del más mínimo detalle, cuando piensas
que no te miran, sí lo están haciendo, así que olvídate de las mentiras
piadosas. Que te escuchen hablando la verdad con otras personas y con
ellos mismos. Evita pedirles que digan una cosa, cuando la verdad es
otra y ellos lo saben muy bien, mucho menos hagas que le mienta a papá, a
los abuelitos, amigos, maestros, a nadie, no se trata de que le des
herramientas para justificar. Mejor es decir la verdad y que aprenda a
no tener cosas que esconder.
Entonces, como sabes, la mentira es un conducta aprendida, así que lo
recomendable es dar ejemplo, practicando la sinceridad; enséñale que
valoren más la verdad que tener que recurrir erróneamente a la mentira.
2) Hablar mal de los demás
Todos en algún momento nos quejamos de alguien o algo, ¡pero cuidado!
Que los temas de conversación no siempre terminen expresándose mal de
los demás, llámese amigos, conocidos, vecinos, familiares, compañeros,
jefe, cosas del trabajo o de cualquier situación, señalando sólo lo
negativo, eso habla de quien se queja mucho.
Evita a todo lugar, que tus hijos presencien este tipo de pláticas.
Es muy poco alentador para los niños estar escuchando a sus padres
palabras negativas, que nada les parece bueno, ni lugares que han estado
o personas con las que se relacionan. Reitero, los hijos aprenden de
los padres, y si los escuchan decir palabras no constructivas, también
será normal para ellos hablar mal de sus amiguitos, maestros y hasta de
sus propios padres, así que cuidado con lo que hablas. En ti está que te
escuchen decir cosas que desacreditan, o bien, palabras que edifican.
3) Gritar
Cuando un niño se porta mal, hasta la mamá más paciente del mundo
puede llegar a salirse de sus casillas. Sin embargo, hay que estar
conscientes de que ante situaciones de mal comportamiento, la adulta
eres tú y no puedes ponerte al nivel del niño haciéndolo que obedezca o
que se tranquilice con gritos o una frase hiriente.
Autoridad no es sinónimo de gritos, porque eso en vez de frenar el
comportamiento, con el tiempo puede volver más rebelde y afectar el
autoestima del niño. Además de que es una falta de respeto hacia su
persona, como lo es entre dos adultos que se gritan.
Si le gritas, aprenderá que es una manera común de comunicarse, así
que también aprenderá a expresar sus frustraciones con gritos. Busca la
manera de comprender los motivos de su mal comportamiento, y en su
momento corregirlo con autoridad pero no gritando, no hace falta
humillar.
Sabemos que criar es sacrificado, pero no dejes que te gane la
desesperación, el enojo y la frustración. Los hijos te necesitan, porque
tú eres su guía, ejemplo y refugio de amor.
Recuerda, no dejes que te gane la situación, pase lo que pase,
háblale a tu hijo con voz moderada, y una vez que haya pasado el mal
rato, es importante que lo abraces y le digas que lo amas, explicándole
el porqué sí o no de las cosas. Eso si, jamás le dejes de hablar, los
niños no aprenden de las indiferencias o del maltrato.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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