Dr. Charles Stanley
20 de diciembre de 2014
La luz del mundo
Leer | Juan 1.1-5
"En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres" (Jn 1.4).
El
libro de Malaquías contiene las últimas profecías de Dios registradas
en el Antiguo Testamento. En el período intertestamentario, como son
conocidos los cuatro siglos posteriores, no hubo ningún mensaje de Dios a
su pueblo. Zacarías, el padre de Juan el Bautista, rompió el silencio
de 400 años cuando profetizó que "nos visitará desde el cielo el sol
naciente, para dar luz a los que viven en tinieblas" (Lc 1.78, 79 NVI).
Zacarías
estaba anunciando el nacimiento de Jesús en un mundo espiritualmente en
tinieblas. Pablo se refirió de esta manera a la condición de la
humanidad sin Cristo: "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron
como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido" (Ro 1.21).
El estado de los no creyentes de hoy es el mismo que ha sido siempre.
Las tinieblas afligen la Tierra, porque las personas viven con una
sensación de frustración y vacío, en su intento por satisfacer los
apetitos de la carne que nunca se satisfacen.
La
luz de Jesucristo nos permite vernos como lo que somos: pecadores con
la necesidad de un Salvador. Recibir a Jesucristo como Salvador
significa que nuestros pecados son perdonados, y la sentencia de muerte
anulada. La luz del Hijo de Dios tiene un segundo propósito para el
creyente. El Señor Jesús nos ilumina el camino correcto en la vida, por
lo que no tenemos que rendirnos a la tentación. Quien decide andar en la
luz -obedeciendo los mandamientos de Dios, y buscando vivir de acuerdo
con su dirección- no puede andar en tinieblas (Jn 8.12).
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario