Por Dennis Fisher
Lectura: Salmo 16:1-11
"He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación". -Filipenses 4:11
Boecio
vivió en Italia en el siglo VI y se desempeñó como un político
sumamente habilidoso de la corte real. Desafortunadamente, cayó en
desgracia delante del rey al ser acusado de traición, y fue encarcelado.
Mientras esperaba su ejecución, solicitó materiales para poder escribir
sus reflexiones. Más tarde, estas se convirtieron en un perdurable
clásico espiritual sobre la consolación.
Mientras
estaba preso, reflexionando sobre su panorama desalentador, su fe en
Cristo le infundió esta perspectiva: «Nada es miserable a menos que así
se lo considere; por el contrario, toda situación es feliz si quien la
experimenta está contento». Boecio estaba convencido de que nuestra
visión de las circunstancias cambiantes y el contentamiento eran una
elección personal.
El
apóstol Pablo reforzó la idea de que nuestra manera de ver las
circunstancias es más importante que las circunstancias en sí. Mientras
él también estaba preso, escribió: «... he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación» (Filipenses 4:11). Tanto Boecio como
Pablo podían tener contentamiento porque Dios, quien nunca cambia, era
la fuente suprema de ese estado.
¿Te
sientes encadenado a circunstancias difíciles? Dios puede darte
contentamiento. El contentamiento duradero se encuentra solo en Él,
porque «en [su] presencia hay plenitud de gozo; delicias a [su] diestra
para siempre» (Salmo 16:11).
Cuando a Dios es lo único que tienes, tienes todo lo que necesitas.
NUESTRO GOZO Y CONTENTAMIENTO REPOSA EN DIOS...
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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