Dr. Charles Stanley
"El
que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la
palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno"
(Mt 13.23).
En
la parábola del sembrador, Jesús enseña que se necesita un buen suelo
para producir una cosecha abundante. Advierte contra plantar semillas en
pedregales, y habla también de lo peligrosos que son los espinos que
ahogan las plantas. Aplica directamente la parábola a nuestra vida
espiritual, explicando que la semilla es la Verdad de Dios; es solamente
en el suelo de un corazón fiel y devoto que se recibe la Palabra y se
produce la abundante cosecha espiritual. De hecho, dice que el suelo que
está preparado para recibir lo que se siembra, puede producir 30, 60 ó
100 veces lo que se siembra.
Muchas
personas dan testimonio de que Dios ha usado el ayuno bíblico para
preparar sus corazones para recibir su verdad. Eso los ha preparado para
la siembra de la Palabra, y por medio de eso, recibir mayor comprensión
y dirección (Ro 10.17). Durante las
horas de ayuno, se apartan de las preocupaciones terrenales y pasan su
tiempo concentradas en las cosas celestiales. Fue entonces que Dios les
mostró las rocas y gruesas raíces que han enredado sus corazones e
impedido su crecimiento espiritual. Por medio de su Espíritu, Él también
les dio el valor de confesar y arrepentirse, y las fuerzas para
obedecer.
¿Cuál
es la condición del suelo de su corazón? ¿Cuánta "preparación" hay que
hacerle para que usted pueda recibir una mayor siembra de la Palabra?
Dios desea quitar las rocas y las malezas que hay en nuestras vidas, y
eliminar cualquier suelo duro; el ayuno bíblico nos prepara para tal
siembra. Dios está llamando a su pueblo a consagrarse a Él. ¿No le
gustaría venir ante Él para que le prepare?
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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