Dr. Charles Stanley
"Me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón" (Neh 2.2)
A
lo largo de la vida, el desánimo nos causará sentimientos temporales de
desilusión. Pero si sufrimos una y otra vez contrariedades, el desánimo
puede alojarse en nosotros y afectarnos de diversas maneras.
Primero,
se produce una división en nuestra mente. Nos resulta difícil
concentrarnos, no importa dónde estemos o quiénes estén con nosotros,
seguimos pensando en la desilusión.
Luego,
buscamos a alguien a quien culpar. Es fácil pensar que nos sentiremos
mejor diciendo que el problema es por causa de otra persona, e incluso
señalar a Dios por permitir la prueba.
A
medida que nuestra actitud empeora, comenzamos a enfocarnos en lo que
no nos gusta o no tenemos, hasta que estallamos de cólera porque
personas o circunstancias nos han fallado.
Con
el tiempo, el desánimo conduce a tomar decisiones poco sabias. Con una
mente dividida, un enfoque equivocado, una actitud negativa e ira en el
corazón, no pensaremos con claridad ni actuaremos de una manera
agradable a Dios.
De
la historia de Nehemías podemos aprender cómo vencer el desánimo.
Después de orar, debemos esperar en Dios con la confianza en lo que Él
hará. El Señor movió el corazón del rey, quien se mostró solidario con
su copero dándole los soldados y lo que iba a necesitar. Nehemías aceptó
la ayuda y se adelantó para reconstruir Jerusalén.
Dios
moverá los corazones y enviará a las personas necesarias para ayudarnos
en los momentos de desánimo. ¿Acudirá usted al Señor con esperanza, y
aceptará la ayuda que Él le envíe?
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario