Por David C. McCasland
2 Pedro 1:2-11
"Si
estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos
ni sin fruto en cuanto al conocimiento de [...] Jesucristo". -2 Pedro
1:8
En
el libro On Writing Well [Cómo escribir bien], William Zinsser afirma
que muchos escritores sufren de «la tiranía del producto final». Les
preocupa tanto la venta del artículo o el libro, que descuidan el
aprendizaje del proceso de cómo pensar, planificar y organizar. Para
Zinsser, un manuscrito desordenado se produce cuando «el escritor, con
la mirada en la meta, no dedica tiempo a pensar en cómo correr la
carrera».
El
escritor y pastor A. W. Tozer aplica ese principio a nuestra vida
espiritual. En su libro La raíz de los justos, Tozer explica nuestra
tendencia a «preocuparnos solo por el fruto [... e] ignorar la raíz de
la cual brotó».
El
apóstol Pedro les recordó a los creyentes del primer siglo que una vida
semejante a la de Cristo y un servicio eficaz son el resultado de un
proceso. Los alentó a crecer en ocho áreas del desarrollo espiritual:
fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto
fraternal y amor (2 Pedro 1:5-7). Si poseemos estas cualidades en una
medida cada vez mayor, Pedro dice que estas cosas no nos «dejarán estar
ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo» (v. 8).
Dios
nos llama al maravilloso proceso de aprender a conocerlo, con la
garantía de que esto nos llevará a un servicio productivo en su nombre y
para su gloria.
La vida cristiana es un proceso que nos enseña a depender por completo de Dios.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS