Dr. Charles Stanley
"En
Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación. El
solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho"
(Salmos 62.1, 2).
Debido
a la necesidad del mundo por lograr más, de hacer más, y de ser más, es
posible que nos encontremos atrapados en un ciclo interminable de
actividad.
Por
sí solas, las responsabilidades diarias de la vida pueden parecer
pequeñas. Sin embargo, cuando se juntan día tras día, pueden ser el
origen de tensión y un serio agotamiento; y es entonces cuando debemos
dar dos pasos de acción.
Primero, es imperativo que encontremos el tiempo para estar quietos delante del Señor y descansar en Él. En Marcos 6.31,
Jesús dijo a sus discípulos: "Venid vosotros aparte a un lugar
solitario, y descansad un poco". Descansar en Dios renueva nuestra alma y
aquieta nuestra mente inquieta, lo que nos permite participar de su
fuerza.
Segundo,
debemos preguntarnos con frecuencia: ¿Son necesarias todas las cosas
que hago, y son las que quiere el Señor? Dios nos da esta instrucción en
su Palabra: "Estad quietos, y conoced que yo soy Dios" (Sal 46.10).
En efecto, nuestro Padre celestial quiere que hagamos una pausa, y que
nos demos cuenta de que nuestra vida está en sus manos. Con esta
seguridad, podemos sustituir el afán por el descanso y la confianza. Lo
que sea que hagamos en la vida, debemos hacerlo para la gloria de Dios.
Tómese
un tiempo hoy para disfrutar de un momento de quietud delante del
Señor. Deje que Él le dé las fuerzas y el descanso que necesita.
Mientras hace esto, pídale que le revele cualquier aspecto de su vida en
la que esté "afanándose" sin necesidad. Él desea dar paz y descanso a
sus hijos.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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