Por Jennifer Benson Schuldt
Lectura: 1 Samuel 24:1-10
"Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica". -Santiago 3:17
Si
Kiera Wilmot hubiera realizado su experimento durante su clase de
ciencias en la escuela secundaria, probablemente habría obtenido una
calificación de sobresaliente. En cambio, fue acusada de provocar una
explosión. Aunque su intención era que su profesor aprobara el
experimento, sus compañeros de clase la persuadieron para que lo
realizara fuera del salón de clases. Cuando mezcló las sustancias
químicas dentro de una botella plástica, ésta explotó y alteró a algunos
de los estudiantes.
El
Antiguo Testamento cuenta la historia de otro caso de presión de
personas del entorno. David y sus hombres estaban escondidos de Saúl en
una cueva, cuando entró el rey (1 Samuel 24). Los compañeros de David le
sugirieron que Dios les había entregado a Saúl en sus manos, y lo
instaron a que lo matara (vv. 4, 10). Creían que, de esta manera,
podrían dejar de esconderse y que David se transformaría en rey. Pero
David no quiso hacer daño a Saúl, porque éste era «el ungido del Señor»
(v. 6).
A
veces, la gente nos dice que hagamos algo que parece gratificante o
práctico en el momento. Pero hay una diferencia entre la sabiduría
mundana y la espiritual (1 Corintios 2:6-7). La sabiduría de lo alto
«... es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de
misericordia...» (Santiago 3:17). Cuando otros nos presionan para que
hagamos algo, podemos pedirle a Dios que influya en nuestra respuesta.
Es verdaderamente sabio el que obtiene su sabiduría de lo alto.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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