Por Dennis Fisher
Lectura: Apocalipsis 21:14-27
"La
ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque
la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera".
-Apocalipsis 21:23
Durante
innumerables generaciones, la gente ha dependido del sol y de la luna
para iluminar el día y la noche. Ya sea para alumbrar nuestro camino o
proveer la luz necesaria para que crezcan las semillas y los nutrientes
necesarios para nuestro cuerpo, ambos son parte de la maravillosa
provisión de Dios. El libro de Génesis relata que Dios hizo «la lumbrera
mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que
señorease en la noche» (Génesis 1:16).
Pero,
un día, Dios brindará una clase diferente de iluminación. Juan escribe
sobre la eterna ciudad celestial: «La ciudad no tiene necesidad de sol
ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y
el Cordero es su lumbrera» (Apocalipsis 21:23). Es interesante observar
que la palabra que aquí se traduce «lumbrera» lleva en sí la idea de una
lámpara. En su estado glorificado, Cristo será la lámpara espiritual
que ilumine aquel nuevo mundo lleno de gozo.
El
Señor Jesucristo es «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo»
(Juan 1:29). También es la fuente de luz espiritual que hace que quienes
lo siguen sean «la luz del mundo» (Mateo 5:14). Pero, en la eternidad,
será la Lámpara que alumbre nuestro camino (Apocalipsis 21:23). ¡Qué
emocionante será aquel día en que viviremos a la luz del Cordero!
La Luz del mundo no sufre corte de fluido eléctrico.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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