Dr. Charkes Stanley
"Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro" (Ro 7.25).
La
vida cristiana implica enfrentar ciertas paradojas que desafían nuestra
manera de pensar. Un buen ejemplo es la afirmación de Jesús de que "los
primeros serán postreros, y los postreros, primeros" (Mt 20.16).
Palabras como éstas pueden parecer ilógicas y desconcertantes, a menos
que recordemos que hemos sido llamados a vivir de manera diferente.
El
esfuerzo propio, que es lo normal para el hombre natural, debe ser
abandonado por el creyente lleno del Espíritu. Es por eso que el Señor, a
veces, permite que fracasemos en nuestra búsqueda de santidad, pues
quiere enseñarnos cuán dependientes somos de Él. Cuando consideramos
nuestros fracasos desde esa perspectiva, podemos verlos como amigos que
nos enseñan, en vez de enemigos que deban ser rechazados.
Esta
perspectiva no se logra fácilmente. Desde nuestra infancia se nos anima
a esforzarnos por alcanzar la excelencia y hacer las cosas lo mejor
posible. Se nos dice que debemos fijarnos metas, y luego luchar por
ellas con diligencia y determinación. Aunque estas virtudes son útiles
cuando se emplean concienzudamente, ellas pueden hacernos creer que
nuestro éxito depende de ellas. A menos que dejemos de vivir pensando de
esa manera, poco a poco nuestra confianza comenzará a cambiar, y
dejaremos de confiar en el Espíritu para depender de la carne.
Dios
no aceptará nuestra dependencia de nada ni de nadie que no sea Él. De
ser necesario, Dios manejará las circunstancias para derrotar nuestros
mejores esfuerzos, y humillarnos hasta que aprendamos a vivir totalmente
por fe -en total dependencia de Él.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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