Monedas con valor eterno
Gracias
a que una pequeña iglesia decidió sembrar generosamente, personas del
Amazonas están teniendo una maravillosa cosecha espiritual.
por Jamie A. Hughes
Conducir
por la carretera 166 de Kentucky es como regresar en el tiempo. La
carretera de dos carriles, rodeada de tierras y bordeada por casas
rurales se parece tanto a las de mi Arkansas natal. Es el tipo de lugar
donde las indicaciones que nos dan para encontrar una dirección incluyen
frases como "gire donde estaba antes el granero de los Wilson", y donde
los vecinos se conocen entre sí por su nombre -un lugar donde el tiempo
se mueve un poco más lento, y en que las relaciones, al igual que
cualquier cosa de valor, se crean para durar.
Llego
a la Iglesia Bautista Liberty de Fulton, y de inmediato, soy llevada a
una sala de reuniones por un señor mayor, llamado John, que usa tirantes
en sus pantalones y tiene una sonrisa encantadora. "Estamos contentos
de que haya podido venir", dice mientras me da un fuerte abrazo. Me río,
sorprendida por el saludo. En la sala, cajas destinadas para la
despensa de alimentos se encuentran a lo largo de una de las paredes del
enorme edificio de metal; en otra pared, más allá, se ven cajas llenas
de juguetes y equipos deportivos.
En
la habitación, hombres colocan mesas y sillas en filas. En la cocina,
un pequeño ejército de mujeres hablan de diversas cosas mientras sirven
bandejas de frutas y galletas, juntamente con jarras de café recién
hecho. Hace exactamente un año, este grupo decidió enviar la ofrenda
para misiones de la escuela bíblica de vacaciones a Ministerios En
Contacto para ayudar a preparar "El Mensajero de En Contacto" para los
ticuna, una comunidad indígena que vive a lo largo de los afluentes del
río Amazonas. Y ahora, casi dos docenas de miembros de la iglesia han
venido a escuchar noticias de cómo el regalo que dieron está impactando a
personas que se encuentran a miles de millas de distancia.
"Todo
el mundo estaba emocionado por haber dado para el proyecto ticuna,
porque teníamos un tema de selva tropical", me dice Jeanne Cole,
coordinadora de la EBV, "especialmente los chicos".
Uno
de ellos, Bradley Burkeen -de nueve años y de pelo rubio- está allí
para recibirme. "Los maestros nos dijeron que 'El Mensajero de En
Contacto' era como un iPod con la historia de Jesús en el dialecto de
ellos", dice. "Me pareció que eso era buenísimo".
Bradley
se había convertido al Señor apenas unos meses antes de que comenzara
la EBV, pero sabía que si él había necesitado escuchar el evangelio,
también lo necesitaban los niños ticuna. Así que, esa semana comenzó a
pedir monedas a los conductores y a los pasajeros, al igual que los
otros 32 niños de la iglesia para llenar sus alcancías.
En
total, los niños y los voluntarios reunieron suficiente para diez
dispositivos. En una ciudad donde el 34% de la población vive por debajo
del umbral de pobreza y el desempleo es casi tres veces el promedio
nacional, esta clase de ofrenda no solamente es meritoria; es desmedida.
Pero
la generosidad es lo normal en esta iglesia. Aunque la asistencia
promedio de cada domingo ronda alrededor de unas ochenta personas, se
ayudan entre sí y auxilian también a los demás, como lo hace normalmente
una iglesia con el doble de su tamaño. Los miembros dan de comer a los
hambrientos, y visitan a las personas enfermas. También evangelizan de
puerta en puerta, y buscan a los drogadictos, a pesar de que la policía
les ha aconsejado que no lo hagan por razones de seguridad. Son un
ejemplo de Hebreos 13.16: "Y de hacer bien y de la
ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios".
Y la misma pasión que tienen estas personas por servir al pueblo donde
viven, la tienen para ayudar a los ticuna -una comunidad que está a
medio mundo de distancia- de cualquier forma que puedan.
"Bradley
llegaba a casa cada tarde de la EBV lleno de preguntas acerca de las
personas en el Amazonas", dice su madre, Jennifer Burkeen". "Decía cosas
como: 'Allá hace calor, mamá, como en Kentucky. Nosotros tenemos aire
acondicionado, pero ¿qué tienen ellos?', 'Nosotros traemos comida de la
tienda, pero ¿cómo consiguen ellos las cosas para comer?'".
Aprendió otras cosas durante la EBV, entre ellas varios versículos bíblicos. "El que recuerdo mejor es Juan 3.16",
dice, acomodándose sus gafas sobre la nariz y enfocando
concentradamente la mirada en algo lejano. Articula aceleradamente las
palabras: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna". Cuando termina, sonríe de oreja a oreja, y dice: "Dios nos
dio a Jesús para que pudiéramos ir al cielo donde está mi abuelo.
Nosotros debemos dar para que también otros puedan saber de Él".
Entonces,
saco de mi bolsillo un "Mensajero de En Contacto" en ticuna, y le
pregunto si le gustaría escuchar cómo suena su versículo favorito en la
lengua de la tribu. Él asiente con la cabeza, entusiasmado, y después de
varios intentos consigo el Evangelio de Juan. Cuando esas palabras
vivificantes salen del diminuto altavoz que tengo en la mano, todas las
personas reunidas alrededor de la mesa aplauden, y en el rostro de
Bradley aparece una enorme sonrisa". "¡Eso suena como un idioma
delespacio exterior, o algo así" afirma. "No entiendo ni una sola
palabra de lo que dice".
Pocos
en el mundo puede entenderlas, pero ese no es el caso para la tribu
ticuna o para el Dios que nos creó y nos ama a todos. Hoy, gracias a la
generosa siembra de 33 niños y de 30 trabajadores voluntarios de
Kentucky, los ticuna pueden escuchar todo el sacrificio que Jesús hizo
por ellos. Los ticuna también pueden saber lo que su Padre celestial dio
para que todos y cada uno de nosotros podamos regocijarnos para siempre
cuando lleguemos al cielo -el lugar donde celebraremos en una sola
lengua que todos reconoceremos.
DIOS BENDIGA TU VIDA CON GRACIA Y PAZ
Pr. DOLREICH ARTIGAS
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